El término gentrificación (proveniente del inglés gentry, "alta burguesía") se refiere al proceso de transformación de un espacio urbano deteriorado —o en declive— a partir de la reconstrucción —o rehabilitación edificatoria con mayores alturas que las preexistentes— que provoca un aumento de los alquileres o del coste habitacional en estos espacios. Esto provoca que los residentes tradicionales abandonen el barrio —y que se sitúen en espacios más periféricos—, lo que produce que este "nuevo" espacio termine por ser ocupado por clases sociales con mayor capacidad económica que les permita aportar estos nuevos costes. Este proceso tiene especial relevancia en los últimos años en los países capitalistas y principalmente en ciudades con importante potencial turístico y relevancia económica.
La gentrificación comienza cuando un grupo de personas de un cierto nivel económico descubren un barrio de gente pobre que, a pesar de estar degradado y depreciado comercialmente, ofrece una buena relación entre la calidad y el precio y deciden instalarse en él, aprovechando las oportunidades de compras de los precios.
El efecto más notorio de la gentrificación es el desplazamiento de las clases populares.
Las clases populares pueden reducir su número en la zona por el envejecimiento de la población, a partir de desalojos por las condiciones ruinosas de un edificio, por terminación de un contrato de alquiler y ausencia de una oferta de alquileres en la zona para este grupo social.
Los desplazamientos voluntarios suelen deberse al rechazo por la situación de degradación del edificio, por el pago de incentivos a cambio de su abandono a inquilinos con contratos blindados o por la compraventa de la propiedad.
Otros desplazamientos se producen por coacciones y amenazas de todos tipos o por acelerar los propietarios la degradación de las viviendas.
Una vez realizado este desplazamiento, se revaloriza el preciado suelo, comúnmente residencial, a través de la rehabilitación del edificio (recalificado habitualmente como residencia de alto nivel) o de la construcción de viviendas de nueva planta.
A esta expulsión progresiva de la población se le une la incapacidad de los desalojados o de jóvenes emancipados, originarios del barrio, de pagar una vivienda en él, como consecuencia de la revalorización y el aumento de los precios en relación a la vivienda.
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